Juventudes Socialistas exige al Gobierno la
paralización de la reforma educativa que propone el ministro Wert porque
“supone el retorno del sistema educativo de nuestro país a los años 60, con
reválidas, segregación por sexos y con la designación de los directores por
parte de la Administración y sin la participación de los centros”.
Es vergonzoso que, tras recortar 5.000 millones de gasto educativo, el
ministro salga ahora con una reforma educativa que, por el fondo y por la
forma, es antidemocrática: por el fondo, porque supone retroceder a una época
de ausencia de libertades en nuestro país; y por la forma, porque se va a basar
en el rodillo parlamentario, sin hablar con los agentes sociales ni con la
comunidad educativa.
Wert propone la creación de guetos, la consagración de la falta de igualdad
de oportunidades, la implantación de un sistema perverso que va directamente
destinado a crear ciudadanía de primera y de segunda.
La instauración de reválidas, al más puro estilo del régimen franquista,
nos hace pensar que Wert ha tratado de plasmar en el proyecto alguna
frustración psicológica, con el lamentable resultado de hacérsela pagar al
alumnado.
Wert no sólo no busca mejorar la educación, sino que la empeora, y sólo va
a encontrar rechazo de la comunidad educativa en las calles y en los centros.
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